Translate

domingo, 22 de marzo de 2015

Vaso de agua desbordado

Querido amig@:

Hoy es el típico día en el que me sirve este blog. Esta, la típica entrada entrada que borraré sin terminar por ser demasiado deprimente. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no cuando...? En fin, por qué no decirlo... ¿Por qué no cuando rompí con mi novio o cuando pasó aquello? Quién sabe. Yo no. Simplemente he sentido que todo me desbordaba, que necesitaba una vía de escape, y esa vía es este blog. Por eso supongo que esta entrada será un truño estilísticamente hablando, porque me voy a limitar a escribir lo que me pasa por la cabeza, a desahogarme, a volcar lo que siento conforme lo pienso, porque no veo otra salida ahora mismo que no sea explotar. 

Lo peor de todo es que sé probablemente estoy sacando las cosas de quicio. Que no debería haberme pasado media hora llorando por todo esto. Siempre he pensado que, al menos, soy una persona con bastante inteligencia emocional. Bastante madura. Pero quizás no. 
Veréis, hay muchas cosas pasando en mi vida últimamente. Y muchas cosas que han pasado estos meses y que, de alguna forma, siguen ahí, apiladas unas sobre otras hasta que al final, por lo más mínimo (una discusión familiar sin demasiada importancia, pero que ha ido escalando) el dique ha cedido. La gota ha colmado el vaso y aquí estoy desbordada. O exagerando. 

Estoy harta de calcular lo que puedo contar a X y lo que puedo contar a Z. Esto no, porque se preocupará en exceso porque no entiende toda la situación. Esto no, porque pensará peor de Fulatino porque no puede comprender cómo pasaron las cosas. Si le cuento esto, ya no verá con los mismos ojos a Menganito cada vez que le mencione o diga que he quedado con él/ella. 

También estoy harta de pensar siempre en los demás antes que en mí. Estoy harta de tener que calcular todo lo que digo, lo que hago, hasta lo que siento, en función de cómo puede afectar a los demás. Y sé que decirlo, que querer lo contrario, es ser egoísta. No lo creo, lo sé. Y me dicen que sí. Y que tengo que contar las cosas, y confiar, y madurar, y ser más comprensiva; y vengo aquí para que tú me digas que no, que lo que digo es razonable, mientras yo pienso que ellos tienen razón, que estoy siendo inmadura y egoísta, y que tú a fin de cuentas dices lo contrario porque es lo que quiero oír leer, y porque no me conoces ni a mí ni a mi situación. 

Y sobre todo, estoy harta de no poder decir lo que pienso por temor a que se vuelva en mi contra. A que me miren por encima del hombro y me aleccionen con su experiencia y su autoridad moral (que la tienen) y que me digan que me entienden pero que no me entiendan, y sentirme como una cría de doce años perdiendo el control y llorando y chillando y pataleando enfadada con el mundo porque "no la entienden". Pero realmente siento que no lo hacen, y siento que me ven como una adolescente en la edad del pavo y piensan "con lo madura que era a los quince años, pobre, ahora le viene todo de golpe". 

Sé que aquí no voy a conseguir ninguna solución. Que más que desahogándome, estoy retroalimentando mi rabia y mi frustración porque, de hecho, ya estoy llorando otra vez. Sé que debería estar estudiando, o centrada en alguna de las mil y una otras cosas que se me vienen encima, o por lo menos, intentando calmarme pensando en las cosas buenas que tiene mi vida (que por supuesto que las tiene, muchas más que malas), como siempre les digo a mis amigos cuando me piden consejo. Pero no lo estoy haciendo. Conscientemente me estoy revolviendo en mi propia "miseria" y empeorando la situación, y saberlo solo la empeora aún más. Porque escarbar no mejora las cosas, solo me hace recordar que al parecer últimamente me he vuelto una persona débil, cobarde, inmadura e incluso cruel a veces. Sé que realmente no lo soy, y que en el fondo no lo pienso. Pero ahora, en el exterior, sí. Y eso también cuenta. 

Así que, ¿por qué estoy aquí? ¿Quién sabe? Yo no, desde luego. 
Últimamente, parece que no sé nada.